miércoles, 2 de junio de 2010

Una bala de oro para el rey Francés

La batalla de Pavía es una de las gestas más importantes realizadas por los tercios españoles. En ella, el propio rey Francisco I de Francia cae hecho prisionero junto con gran parte de la nobleza francesa. Los españoles dieron buena cuenta del combate, y en el asalto murieron miles de hombres de ambos bandos, pero fueron los franceses, muy convencidos de su pronta victoria, los que pagaron más alto precio.



Se cuenta que la situación estaba perdida y que los franceses iniciaron la huida. Muchos perdieron la vida en el río, pues Leiva había destruido el puente sobre el Tesino. Solo el rey francés permanecía en el campo de batalla con sus caballeros; vio caer a sus mejores hombres, uno tras otro, y trató de huir y buscar alguna portilla en el muro del parque. Pero unos arcabucero le cerraron el paso; uno de ellos mató al caballo del rey y Franciso I cayó al suelo, atrapado bajo el vientre del animal; los soldados imperiales estaban dispuestos a acabar con su vida, pero el monarca declaró su condición y se rindió ante los arcabuceros Juan de Urbieta, Diego Dávila y alonso Pita.

Cuentan las crónicas que en esas estaban cuando un arcabucero español se acercó al monarca galo y le dijo: “Señor: Vuestra Alteza sepa que ayer, cuando supe que la batalla se había de dar, hice seis balas de plata para vuestros caballeros y una de oro, para vos. De la de plata, yo creo que cuatro fueron bien empleadas, porque no las eché sino contra sayo de brocado o carmesí... La de oro, la veis aquí y agradecedme la buena voluntad, que cierto deseaba daros la muerte más honrosa que a príncipe se ha dado. Pero, pues que no quiso Dios que en la batalla os hubiera visto, tomadla para ayuda de vuestro rescate, que ocho ducados son una onza”.

Por Aquilífero
Hispanismo.org

Tenía redaños el hombre. Redaños y más honor que el rey que capturaron. Por supuesto, era otra época.

Hay que decir que el rey Francisco fue llevado a Madrid en calidad de rehén de lujo y tratado con todos los miramientos a su alcurnia. Tras firmar un generoso tratado con Carlos I y recibir el rescate fue devuelto a  Francia, donde incumplió todos los términos del acuerdo que fue capaz, el muy felón. 

Si os interesa saber cómo se desarrolló la batalla os recomiendo esta página: Sátrapa1



Quizá le interese:

4 comentarios:

  1. También es verdad que durante su cautiverio en Madrid, Francisco I estuvo al borde de la muerte. Su captura fue honrosa, pues una vez derribado del caballo, no trató de escapar, si no que dándose preso a sus captores (que fueron uno a uno, de forma casi cómica, declarándole prisionero e intentando sacarle de debajo de su caballo) esperó a que le sacaran y le llevaran arrestado frente a Lannoy.

    Sobre el incumplimiento del Tratado de Madrid, sin duda Carlos V lo consideró vil y ruin, y de esta forma se lo comunicó a los embajadores franceses que le declararon poco después la guerra (en connivencia con el Papa y el Turco).

    Francisco I, siguiendo los preceptos maquiavélicos,había firmado una confesión secreta que exclamaba que la firma del tratado lo hacía coaccionado. A pesar de todo, Carlos V no le perdonó jamás que quebrantase sus juramentos a la cruz.

    ResponderEliminar
  2. No veo yo honra en rendirse cuando no se puede luchar. Si bien no suplicó por su vida, no tenía porqué, pues sabía que nadie le tocaría. Más bien veo a un cobarde que es capaz de decir, firmar, prometer y jurar cualquier cosa con tal de que se le libere, a pesar de la caballerosidad y el recibimiento y alojamiento de los que disfrutó, dignos de un rey.

    Normal que Carlos I se enfadase, puesto que Francisco no cumplió nada de lo prometido. Y, aún sospechando lo que haría, le liberó, demostrando la altura moral del de Gante y la baja estofa del francés.

    Por supuesto, los defensores del "todo vale", le consideran un héroe, y a Carlos le tienen como poco por iluso, muestra, quizá de su resentimiento ante el hecho de que el príncipe medieval derotase al renacentista de una manera tan clara y humillante.

    ResponderEliminar
  3. Bueno, se rindió dignamente, aunque hay crónicas en las que se narra cómo el propio marqués de Pescara hubo de frenar a sus tropas para que no fundiesen al Rey y su guardia.

    Es simplemente esa divergencia de pensamiento entre el francés y el imperial: uno maquiavélico y otro eramista. Si los papeles hubieran sido invertidos, probablemente hoy Francia sería española.

    ResponderEliminar
  4. Eso te lo tengo que reconocer, al menos habría arrastrado una dominación hispana que le habría sentado bastante bien para compensar ciertas facetas típicamente francesas.

    Pero ya sabes cómo somos los españoles "más vale honra sin barcos que barcos sin honra". En ese sentido no veo yo a Carlos I tan borgoñón, hacia el final de su vida, al menos, tenía una impregnación española muy fuerte.

    ResponderEliminar